CIUDAD DE MÉXICO, Méx.- Montserrat «Raya» Alarcón es una deportista que desde temprana edad descubrió que el boxeo sería la profesión que la llevaría a cumplir sus sueños.
Bastó a la mexiquense pisar un día un gimnasio para saber que sería una boxeadora que se entusiasma con los gritos de apoyo de la gente, eso hace que la adrenalina corra por su cuerpo.
Consciente de que esa disciplina es un mundo dominado por los hombres, ello no ha sido obstáculo para salir adelante y poco a poco sortear obstáculos y contrincantes.
En entrevista con Notimex en el marco del Día Internacional de la Mujer, mañana 8 de marzo, aseguró que su meta está bien trazada: lograr un campeonato mundial en su categoría y si es en Japón, mucho mejor.
“Soy la actual campeona nacional de peso paja y me siento orgullosa de poseer el cinturón, pues representa años de esfuerzo, dedicación y disciplina en un deporte que es mi máximo, como el boxeo”, comentó la joven, que este 7 de marzo cumple 23 años.
Montse, como le gusta que le digan, mide 1.49 metros de estatura y es frágil en apariencia, delgada, pero con mucha garra.
La deportista compartió que en la actualidad ya no está mal visto que una mujer se dedique al boxeo y desde que pisó un gimnasio supo que el pugilismo sería su destino.
“Mucha gente dice actualmente que el box es un deporte sólo para hombres, por lo rudo, pero no, hoy en día las mujeres hemos roto muchos esquemas y podría decirse que nos estamos adueñando de este deporte.
“La verdad me siento afortunada de que nunca fui rechazada, discriminada o mal vista por mi condición de mujer”.
Recordó que a los 13 años pisó por vez primera un gimnasio de box, gracias a que sus hermanos la llevaron a entrenar con ellos.
“Tengo dos hermanos; mi abuelito materno entrenaba al mayor para que fuera boxeador y cuando él falleció, mi hermano se metió al gimnasio para seguir preparándose».
Dijo que en lo que a ella concierne nunca le llamó la atención seguir los pasos de su mamá, quien es estilista.
“Un día me fui a entrenar con mi hermano y me gustó tanto, que al mes tuve mi primera pelea y ¡la gané! Fue algo muy padre: la gente, los aplausos, la adrenalina y fue cuando dije: ‘¡Yo soy de aquí!’”